0. Ficha de personaje: Hekathe Holbein

Nombre y Apellidos: Hëkathe Holbein

Edad: 22 años

Ciudad de Origen: Rossten. Es una pequeña villa con un próspero mercado cerca de los bosques que rodean a Gadda, situada justo en la ruta comercial que une a la ciudad de Tävok con esta.

Reino: Mortales.

Tatuaje: Su marca es la cabeza de un lobo gris en la pierna derecha. Se irá extendiendo hasta alcanzar la forma de un lobo completo en posición rampante, cubriéndole la totalidad del cuerpo.

Clase: Guerrero.

Arma: Arco largo.

Objetos mágicos: Anillo potenciador de aire

Poderes

Ráfaga de flechas
Dispara una ráfaga de cinco flechas en rápida sucesión. (Puede mantenerlo un total de 3 turnos seguidos, recuperación de 1 combate, con 12 usos/día. Deja de surtir efecto para enemigos de más de 4 niveles. Añade +5% al porcentaje base de acierto)

Canción:
Zajebiście. Dispara flechas de viento. [En humanos, el uso de la canción triplica los puntos de daño y suma +20% al porcentaje de acierto. Sólo puede mantenerse 2 turnos, y si se usan ambos después necesitará 1 de descanso (turno sin atacar, pierde un 10% de defensa por agotamiento (es decir, sube +10% el porcentaje de ataque del enemigo). Sólo puede usarse dos turnos (seguidos o no) por cada 2 horas.]

Mascota: Un gran lobo gris de ojos dorados.

Apariencia física: De estatura media y complexión atlética. Su cara es de finos rasgos y era considerada una de las jóvenes más bellas de Rossten. Lleva recogida su melena castaña en dos trenzas que le caen hasta el pecho y sus ojos son de color verde claro.

Personalidad: Es muy reservada y parece estar siempre de malhumor, prefiere la soledad y la compañía de los animales. Odia a toda la humanidad por lo que le sucedió cuando era joven. No le importa formar equipo con nadie siempre que sirva para cumplir con sus objetivos. Haría lo que fuese y lo sacrificaría todo para completar su venganza. Siente cierta debilidad por las jóvenes que han pasado por su misma situación.

Historia: Nació en la villa de Rossten, cuyo floreciente mercado se beneficiaba de la situación del pueblo en el último trecho de la ruta que unía Tävok con la ciudad de Gadda y una de las más transitadas por los comerciantes humanos de ese reino. La localidad alberga unas cincuenta casas que se apiñaban en torno a la bulliciosa plaza central, donde los comerciantes instalaban sus puestos de manera casi permanente. La villa estaba protegida por una sencilla empalizada de madera, que servía más como testimonio de los lindes de Rossten y para mantener alejados a las fieras de los bosques circundantes que para defenderse de asaltos.
Los Holbein eran una familia de cazadores y Hëkathe, como la mayor de los tres hijos de la casa, ayudó desde muy pequeña a su madre en la tienda de la plaza y frecuentemente acompañaba a su padre cuando se internaba en los frondosos bosques que rodeaban la villa para cazar. A los trece años era toda una experta con el arco largo y pocos blancos fallaba a menos de seiscientos pasos. También era diestra rastreando presas y acechándolas, sabiendo desplazarse por el bosque sin que sus pisadas hiciesen más que un leve sonido amortiguado. Su familia vivía holgadamente y ella era feliz, sin sospechar que lo que ella creía una marca de nacimiento en su pierna derecha en realidad era el sello de un guardián.
Cuando alcanzó los catorce años empezó a atraer la atención de los jóvenes de la villa, que solían acercarse al puesto de su familia en el mercado para hablar con ella. El más insistente era Lucien, el hijo de Alfred Massys, poderoso y rico comerciante que había acaparado la mayor parte del comercio de Rossten y se había hecho un hueco entre la nobleza. Habiendo sido criado en la abundancia, Lucien no sabía lo que era que le negasen algo e insistió en su cortejo, a pesar de que Hëkathe le dejó bien claro en numerosas ocasiones que no estaba en absoluto interesada en él.
Al final, cansado de esperar, Lucien la obligó a desnudarse y la violó. Hëkathe luchó con todas sus fuerzas, pero no pudo hacer nada para evitarlo. Conmocionada volvió a su casa y se le contó a sus padres. Estos se sintieron apenados, pero tuvieron miedo de denunciar al joven Massys por las represalias que tomaría su padre. Así mismo pidió ayuda a sus vecinos y amigos, pero ninguno tuvo el valor de hacer nada. Hëkathe, llena de cólera y afán de venganza, huyó de casa, pues no soportaría vivir en el mismo lugar que quien la había forzado y no poder hacer nada para que pagase por ello.
Cogió su arco y sus flechas y se internó en el bosque. Allí encontró refugio en una cueva y se dedicó a sobrevivir gracias a sus habilidades de cazadora y recolectando frutos y plantas comestibles. Durante su estancia en el bosque, interrumpida por breves visitas a Gadda para intercambiar pieles y carne por otros objetos necesarios, alimentó su odio hacia Lucien, que se extendió a sus padres y al resto de sus vecinos por no haber tenido el valor de ayudarla. Con el tiempo, la cólera se enraizó en los más profundo de su ser, emponzoñando su alma y comenzó a odiar a todos los habitantes mortales de este mundo por lo que le había sucedido. Evitando siempre que le fue posible la compañía humana, acabó trabando una relación especial de respeto mutuo y cariño con los otros grandes cazadores del bosque, los lobos.
Cuando cumplió los veintiún años, en una de sus escasas visitas a Gadda, se enteró de la refundación de Arcadia y de que todos los guardianes con el sello serían bienvenidos. En ese momento se dio cuenta de que la pequeña cabeza de lobo de su pierna derecha no era una marca de nacimiento, sino el sello del guardián.
Decidió así irse a Arcadia con la intención de obtener el poder suficiente para vengarse de la humanidad y hacer que todos los hombres y mujeres sintiesen el dolor que ella sufrió.